El zinc se emplea, en grandes cantidades, para el galvanizado de otros metales como el hierro e impedir su corrosión. El óxido de zinc se utiliza en manufactura de pinturas, relleno de materiales de caucho, cosméticos, productos farmacéuticos, recubrimiento de suelos, plásticos, tintas, jabones, baterías, productos textiles y equipos eléctricos. El sulfuro de zinc se utiliza en señales luminosas, pantallas de rayos X y de TV y luces fluorescentes.
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